Primer paso: Encuentra en tu hogar un entorno alejado del caos, especialmente si cuentas con una familia numerosa.
Segundo paso: ¡Asegúrate que este entorno aprovecha toda la luz natural y ventilación posible!
Tercer paso: amuebla la habitación (con mobiliario ergonómico y aprovechando de forma racional la superficie) para transformarla en una oficina que favorezca la serenidad y la concentración.
Hay un espacio ideal que aúna todas las condiciones que hemos mencionado, en particular las dos primeras: este es el ático.
El ático es el punto de partida ideal para crear un pequeño refugio privado; a una distancia segura del resto de espacios de la casa, donde obtener paz y silencio para las personas que necesitan trabajar o estudiar.