"La remodelación de nuestra casa ya llevaba varios meses en marcha, así que me resultaba difícil creer que el instalador lo haría todo en dos mañanas. Cuando entré, ¡era tan luminoso! No creíamos lo que estábamos viendo y entonces supimos que habíamos tomado la decisión correcta. Creo que fuimos los primeros en nuestro vecindario en ver el potencial de esta oscura casa de los 80", recuerda Natalia.
"La primera vez que las niñas entraron al ático, estaban gritando de alegría."
- Natalia y Luis, propietarios